Wednesday, May 23, 2007

EL VERDADERO

Tonino era un niño aplicado moralmente. Sus padres le habían enseñado cómo debía de comportarse en la vida. Él, sabía más que otros niños sobre el amor y la convivencia, sobre la humildad y la hermandad. Parecía un chico raro, pero raro más bien por su avanzado nivel de compañerismo y humanidad.

- ¡Tonino, date prisa que llegas tarde a clase! Espera que te peine un poco -le dijo Chana, la criada encargada de la casa.
- Siempre igual, que no quiero que me peines...
- Yo hago lo que me dice tu madre que haga así que ven aquí a que te peine -volvió a decirle Chana.
- Que no quiero, que se me estropea el pelo, ¡menudos tirones que me das con ese peine tan asqueroso! Le dices a mi madre que no quiero que me peines, jo, que ya estoy cansado de que me estropeéis el pelo, jo, y encima me echáis colonia para empeoármelo más, de verdad, sois más malas las dos, si pudiera me iría de casa.
- Y por qué no te vas, nadie te lo impide.
- Pues en ese caso me voy para siempre en busca del amor porque tú y mi madre no me queréis nada en absoluto.
- Anda Tonino coge la bolsa y vete a clase que llegas tarde, y vuelve temprano que ya estoy harta de que llegues siempre tarde a todo -dijo Chana
- Es por vuestra culpa. Bueno, dame un beso, adiós Chana -y le dio un par de besos antes de irse para clase.

Tonino siempre había sido un chico justo. Si algo no le parecía correcto se quejaba abiertamente sin callarse nada. Era tímido, pero nunca para aplicar la justicia.



...continuará...